POTENCIAR EL AUTOESTIMA DE ESA PERSONA MAYOR | Geriatrico de la hoz

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Nº 17 Sección 2ªicass - Nº39/C222

POTENCIAR EL AUTOESTIMA DE ESA PERSONA MAYOR

Al llegar a una avanzada edad, muchas personas tienden a perder su autoestima y a sentirse inútiles para la sociedad. Para paliar este problema hay que favorecer el hecho de que estas personas se sientan capaces de realizar las tareas cotidianas. Si el cuidador es capaz de potenciar la autonomía de su familiar, éste se sentirá más competente.

Modos de mejorar la autoestima de las personas mayores dependientes:

– Potenciar la autonomía. Seguir las recomendaciones anteriores es una importante forma de potenciar la autoestima.

– Permitir que el familiar tome las decisiones que le afectan y consultar sus preferencias hará que sienta que tiene control sobre su propia vida. La persona mayor ha de asumir esas decisiones como objetivos propios. Por ejemplo, la opinión del mayor es importante cuando hay que realizar cambios en la casa, cuando es necesario utilizar servicios sociales y ayudas externas a la propia familia (por ejemplo, contratar a una persona que le cuide, etc.) o cuando es necesario que se traslade a casa de los hijos o a una residencia.

– Conseguir que la persona mayor se sienta útil. Para ello se le puede encomendar tareas sencillas que se sepa que puede hacer (ir doblando la ropa mientras la cuidadora plancha, por ejemplo). También pueden simplificarse las labores que se le piden para que pueda realizarlas paso a paso. Pueden compartirse las preocupaciones con el familiar al que se cuida acerca del trabajo, los hijos, los amigos, etc. La búsqueda del consejo de la persona mayor es la mejor muestra que se le puede dar sobre su valía.

– Procurar que el familiar asuma responsabilidades en la medida de sus capacidades. Se le puede pedir, por ejemplo, que quite y ponga la mesa, que haga la cama, que se encargue de las plantas, etc. Hay que tener en cuenta que es más fácil mantener costumbres que crearlas.

– Respetar la intimidad durante las tareas del cuidado porque éste conlleva con frecuencia una gran proximidad física entre los cuidadores y los familiares. Costumbres como llamar a la puerta de su habitación o respetar sus deseos de permanecer a solas son aconsejables para salvaguardar su intimidad.