Ancianos | Geriatrico de la hoz - Part 2

Acreditación de centros:
Nº 17 Sección 2ªicass - Nº39/C222


La isla griega en la que hacerse mayor no es un problema

Cristina Kochila tiene tantas arrugas en la piel que sería difícil contarlas todas hasta para el más experto de los científicos. El pelo se le aclaró hace ya décadas. Es de un delicado blanco grisáceo, como el de las nubes que divisa desde su ventana mientras hace croché. Han traído lluvia en los últimos meses, y mucha: «este es el peor invierno que recuerdo», rememora, con voz queda pero segura. No lo dice cualquiera. Es el centésimo tercer invierno que otea desde su ventana. Nació en 1912 en un lugar muy especial: Icaria, la pequeña isla del mar Egeo griego donde los ancianos parecen haberse olvidado de morir. Es un lugar mágico, de tan solo 10.000 habitantes y a 50 kilómetros de Turquía, donde cada piedra despierta tradición. Allí cayó Icaro, según la mitología helena, cuando se le derritieron sus alas de cera, tras intentar alcanzar el sol volando. Quién sabe si dejó el secreto de la longevidad. Sus pobladores viven diez años más de media que los ciudadanos de Europa occidental y EEUU. Tienen dos veces y media más de posibilidades de llegar a los 90 años -alcanzan esa edad cerca de un tercio de sus habitantes- y en sus tierras hay proporcionalmente diez veces más parejas de hermanos nonagenarios que la media europea, según los expertos. No solo alcanzan más edad, sino que lo hacen en un mejor estado de salud. Quienes viven allí tienen, por ejemplo, un quinto de las posibilidades de desarrollar demencia senil o Alzheimer con respecto a los norteamericanos: «Nunca nos sentimos insatisfechos. Ejercitamos la mente, recordamos, pensamos…a mí me gusta leer y escribir por mí misma», explica Cristina, con la lucidez de una persona de mucha menos edad. Hace 103 años, cuando nació, la isla aún estaba bajo dominio del Imperio Otomano, por insólito que parezca. Pasó los duros aguaceros del invierno ya saliente tejiendo en su silla de plástico frente a la cristalera que protege su hogar de los fuertes, pero limpios, vientos del lugar. Ya fueron mencionados por Homero en la Ilíada. El efecto de Eolo aisló a la isla durante décadas. La larga distancia que separa a Icaria de la Grecia continental continúa suponiendo un obstáculo para la llegada de las más actuales vanguardias y estilos de vida. Recibe pocos turistas. Esa lejanía puede ser uno de los factores de la longevidad de sus gentes. Muchos ancianos continúan teniendo...
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Elegir bien a un cuidador

La familia continua siendo el principal punto de apoyo para muchas personas de la tercera edad. A pesar de las prestaciones que se ofrecen desde las instituciones públicas y privadas son los familiares quienes más a menudo cuidan a sus mayores. La incorporación de la mujer al trabajo y el ritmo de la sociedad actual imponen, cada vez con mayor frecuencia, que haya que recurrir a personas ajenas al hogar para que se encarguen del cuidado y atención de sus mayores. La mujer sigue siendo la cuidadora principal De sus capacidades y de su empatía con nuestro familiar va a depender una buena parte de su felicidad y bienestar. A pesar de que la esperanza de vida es cada vez más larga no todo el colectivo de personas mayores logra llegar hasta el final de su vida en perfectas condiciones. Aunque no estén enfermos a menudo los mayores requieren la ayuda de terceras personas para realizar algunas de sus tareas cotidianas como acudir al médico, cocinar o bañarse, aunque sean capaces de vivir solos. Sigue siendo la familia, y en especial la mujer, la encargada de atender y de cuidar a los abuelos, a los suegros o a algún pariente de edad avanzada. A pesar de su incorporación al mercado laboral y al incremento de los recursos públicos y privados de los últimos años en el 87% de los casos es una mujer la que atiende a la persona mayor de la familia. En el 77% de los casos esta mujer está casada y su edad media es de 52 años. En el 60% de los casos vive con el familiar que atiende y tiene algún grado de parentesco con él (el 43% son hijas, un 22% esposas y un 7,5% nueras). En más de la mitad de los casos la mujer no recibe ayuda de ninguna otra persona para realizar esta tarea. ¿Cómo elegir al cuidador ideal? Debe tener vocación: tiene que gustarle trabajar con personas mayores. Debe tener la formación necesaria, especialmente cuando se trata de personas dependientes o imposibilitadas. Debe tener intuición para alertar a la familia, al médico o a los servicios sociales de cualquier anomalía que detecte. Debe tener empatía con la persona que cuida y ser respetuoso con sus costumbres. Antes de contratar a un cuidador Es importante definir las necesidades que tiene la persona de la que se va a ocupar. Valorar...
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Envejecimiento y ciclo de vida

Datos interesantes acerca del envejecimiento La población mundial está envejeciendo a pasos acelerados. Entre 2000 y 2050, la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, pasando del 11% al 22%. En números absolutos, este grupo de edad pasará de 605 millones a 2000 millones en el transcurso de medio siglo. El cambio demográfico será más rápido e intenso en los países de ingresos bajos y medianos. Por ejemplo, tuvieron que trascurrir 100 años para que en Francia el grupo de habitantes de 65 años o más se duplicara de un 7% a un 14%. Por el contrario, en países como el Brasil y China esa duplicación ocurrirá en menos de 25 años. Habrá en el mundo más personas octogenarias y nonagenarias que nunca antes. Por ejemplo, entre 2000 y 2050 la cantidad de personas de 80 años o más aumentará casi cuatro veces hasta alcanzar los 395 millones. Es un acontecimiento sin precedentes en la historia que la mayoría de las personas de edad madura e incluso mayores tengan unos padres vivos, como ya ocurre en nuestros días. Ello significa que una cantidad mayor de los niños conocerán a sus abuelos e incluso sus bisabuelos, en especial sus bisabuelas. En efecto, las mujeres viven por término medio entre 6 y 8 años más que los hombres. El hecho de que podamos envejecer bien depende de muchos factores. La capacidad funcional de una persona aumenta en los primeros años de la vida, alcanza la cúspide al comienzo de la edad adulta y, naturalmente, a partir de entonces empieza a declinar. El ritmo del descenso está determinado, al menos en parte, por nuestro comportamiento y las cosas a las que nos exponemos a lo largo de la vida. Entre ellas cabe mencionar lo que comemos, la actividad física que desplegamos y nuestra exposición a riesgos como el hábito de fumar, el consumo nocivo de alcohol o la exposición a sustancias tóxicas. Incluso en los países pobres, la mayoría de las personas de edad mueren de enfermedades no transmisibles. Incluso en los países pobres, la mayoría de las personas de edad mueren de enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, el cáncer y la diabetes, en vez de infecciones y parasitosis. Además, es frecuente que las personas mayores padezcan varios problemas de salud al mismo tiempo, como diabetes y cardiopatías. En todo el mundo, muchas personas de edad...
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POTENCIAR EL AUTOESTIMA DE ESA PERSONA MAYOR

Al llegar a una avanzada edad, muchas personas tienden a perder su autoestima y a sentirse inútiles para la sociedad. Para paliar este problema hay que favorecer el hecho de que estas personas se sientan capaces de realizar las tareas cotidianas. Si el cuidador es capaz de potenciar la autonomía de su familiar, éste se sentirá más competente. Modos de mejorar la autoestima de las personas mayores dependientes: – Potenciar la autonomía. Seguir las recomendaciones anteriores es una importante forma de potenciar la autoestima. – Permitir que el familiar tome las decisiones que le afectan y consultar sus preferencias hará que sienta que tiene control sobre su propia vida. La persona mayor ha de asumir esas decisiones como objetivos propios. Por ejemplo, la opinión del mayor es importante cuando hay que realizar cambios en la casa, cuando es necesario utilizar servicios sociales y ayudas externas a la propia familia (por ejemplo, contratar a una persona que le cuide, etc.) o cuando es necesario que se traslade a casa de los hijos o a una residencia. – Conseguir que la persona mayor se sienta útil. Para ello se le puede encomendar tareas sencillas que se sepa que puede hacer (ir doblando la ropa mientras la cuidadora plancha, por ejemplo). También pueden simplificarse las labores que se le piden para que pueda realizarlas paso a paso. Pueden compartirse las preocupaciones con el familiar al que se cuida acerca del trabajo, los hijos, los amigos, etc. La búsqueda del consejo de la persona mayor es la mejor muestra que se le puede dar sobre su valía. – Procurar que el familiar asuma responsabilidades en la medida de sus capacidades. Se le puede pedir, por ejemplo, que quite y ponga la mesa, que haga la cama, que se encargue de las plantas, etc. Hay que tener en cuenta que es más fácil mantener costumbres que crearlas. – Respetar la intimidad durante las tareas del cuidado porque éste conlleva con frecuencia una gran proximidad física entre los cuidadores y los familiares. Costumbres como llamar a la puerta de su habitación o respetar sus deseos de permanecer a solas son aconsejables para salvaguardar su...
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POTENCIAR EL AUTOESTIMA DE ESA PERSONA MAYOR

Al llegar a una avanzada edad, muchas personas tienden a perder su autoestima y a sentirse inútiles para la sociedad. Para paliar este problema hay que favorecer el hecho de que estas personas se sientan capaces de realizar las tareas cotidianas. Si el cuidador es capaz de potenciar la autonomía de su familiar, éste se sentirá más competente. Modos de mejorar la autoestima de las personas mayores dependientes: – Potenciar la autonomía. Seguir las recomendaciones anteriores es una importante forma de potenciar la autoestima. – Permitir que el familiar tome las decisiones que le afectan y consultar sus preferencias hará que sienta que tiene control sobre su propia vida. La persona mayor ha de asumir esas decisiones como objetivos propios. Por ejemplo, la opinión del mayor es importante cuando hay que realizar cambios en la casa, cuando es necesario utilizar servicios sociales y ayudas externas a la propia familia (por ejemplo, contratar a una persona que le cuide, etc.) o cuando es necesario que se traslade a casa de los hijos o a una residencia. – Conseguir que la persona mayor se sienta útil. Para ello se le puede encomendar tareas sencillas que se sepa que puede hacer (ir doblando la ropa mientras la cuidadora plancha, por ejemplo). También pueden simplificarse las labores que se le piden para que pueda realizarlas paso a paso. Pueden compartirse las preocupaciones con el familiar al que se cuida acerca del trabajo, los hijos, los amigos, etc. La búsqueda del consejo de la persona mayor es la mejor muestra que se le puede dar sobre su valía. – Procurar que el familiar asuma responsabilidades en la medida de sus capacidades. Se le puede pedir, por ejemplo, que quite y ponga la mesa, que haga la cama, que se encargue de las plantas, etc. Hay que tener en cuenta que es más fácil mantener costumbres que crearlas. – Respetar la intimidad durante las tareas del cuidado porque éste conlleva con frecuencia una gran proximidad física entre los cuidadores y los familiares. Costumbres como llamar a la puerta de su habitación o respetar sus deseos de permanecer a solas son aconsejables para salvaguardar su...
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